El Diccionario Salsero 2ª edición (2021)

La jarana de los gozones del colectivo Salsa sin Miseria (SsM) se transformó en un bonche esquinero, en un guateque salsero barrial en el cual gozando de guataca han cocinado a fuego lento una obra y no precisamente a la cañona, para ‘leer bailando’ (incluye una playlist), caracterizada por un goce discursivo y sandunguero en cada línea elaborada: el Diccionario Salsero, segunda edición. SsM ¡está en la calle con su último detalle!

SsM es un colectivo rumbeletero y entusiasta por la salsa el cual continúa apostándole a la cultura melómana mediante una de las formas de mayor recordación y referenciación: un libro. Sin duda una empresa ingente y difícil de sacar adelante en poco tiempo por todo lo que exige la decidida articulación de varios esfuerzos. 

¡Vamos a ver si como roncan duermen!

Desde que leí la primera edición del Diccionario salsero comprendí la intencionalidad del colectivo SsM, de querer ofrecer a la comunidad melómana un documento cómodo en su forma (portable para la rumba) y ameno en su lectura, y por eso pensé que era más ajustado pensarle como un glosario portable rumbero que como un diccionario dada la idea convencional de un diccionario en el ámbito académico, la cual remite a una obra voluminosa y densa con miles de términos descritos detalladamente y con un número importante de referencias que permiten rastrear cada expresión desde diferentes perspectivas.   

La segunda edición de esta obra presenta un incremento en el número de términos (entradas) incluidos y por ende en su volumen físico. Se han incluido más expresiones o términos propios del ámbito social popular y religioso (santería) cubano con lo cual se ensancha, visibiliza y se hace justicia al origen de numerosos vocablos de origen isleño trabajados en la salsa neoyorkina, básicamente. 

El abordaje de SsM tiene como acierto, para abordar términos de origen santero, recurrir al trabajo de dos autoridades en la investigación y documentación sobre el tema: la etnóloga y maestra Lydia Cabrera, y su alumna Natalia Bolívar, la antropóloga cubana viva de mayor prestigio. Si el esfuerzo de este colectivo se extiende a una tercera entrega de esta obra, y si de referenciar africanismos, afrocubanismos y afronegrismos se trata, se puede considerar el trabajo de don Fernando Ortiz, la máxima autoridad en el tema en Cuba. Consultar el clásico diccionario de Esteban Pichardo también es un acierto, pero puede ahondarse la referenciación con trabajos contemporáneos que registran innumerables vocablos surgidos en diferentes ámbitos de la vida social cubana, por ejemplo.     

SsM aporta interpretaciones propias, de su cosecha, para referenciar colombianismos y localismos principalmente, las cuales pueden seguir afinándose. Una de las novedades de esta segunda edición es que cada término incluido es referenciado por una canción de salsa que el colectivo ha considerado le representa adecuadamente. 

Esta obra contiene más de 500 entradas alusivas al habla coloquial del Caribe, Nueva York y Cali: términos, expresiones, interjecciones, onomatopeyas, jitánjaforas y cuanta palabreja popularizada y practicada incluso a contrapelo del lenguaje aceptado y difundido oficialmente por las instituciones educativas, las cuales surgidas en los barrios populares y parte activa de las canciones se han elevado por los compositores, también habitantes de los barrios populares, a la condición de referentes informales del ambiente festivo.    

Términos y expresiones populares: connotaciones y resignificaciones  

El Diccionario Salsero presenta algunas entradas que comportan diferentes acepciones. Por ejemplo, el término musical afinque es importante precisar que alude en el argot de los músicos puertorriqueños al afinque rítmico de una orquesta para tocar la salsa, la manera de tocar cerrado sin salirse de la clave, y en ello Willie Rosario ‘Mr. Afinque’ y su orquesta es un ejemplo perfecto.      

 

Caso similar acontece con otros términos descritos en el Diccionario Salsero, y pueden complementarse y/o precisarse con la siguiente información:

·      El vocablo abakuá alude no solo a las sociedades secretas, también al individuo que practica los preceptos que rigen a esta institución social cubana. 

·      Una acepción del vocablo aguaje en el habla coloquial del barrio popular es la de aceitoso. 

·      El agüelulo en la rumba caleña se remite a la década de 1960. 

·      El término Batiri, relacionado con el mambo, alude al estilo rápido de interpretarlo, el estilo lento es conocido como mambo caén (Marimon y Rodríguez, 2015). 

·      El punto es también el nombre del expendió de drogas ilícitas. 

·      La palabra guajeo es referida en el argot de los músicos cubanos a la sección de mambo en una interpretación musical popular (Giro, 1995)

·      El masacote pasaje musical de 8 compases en el mambo (Giro, 1995). 

·      La jara (la policía) corresponde a una voz proveniente del habla delincuencial. 

·      En Cuba el vocablo amigo es sinónimo de boncó, asere y monina, por ejemplo. 

El Diccionario Salsero nos invita a redescubrir los significados, resignificaciones y diversas connotaciones de ese sopón lexicográfico integrado por términos, expresiones, anglicismos, colombianismos, jitanjáforas, interjecciones y onomatopeyas de toda índole, vetustas y contemporáneas, y otras que SsM seguro continuará redescubriendo: presentao (entrometido), agüé, omelé, bacheche, bayoya, bómboro, cachumbambé, calalú, calambuco, cazabe, cocorioco, conuco, Batungandemba, trucorobatun, etc. 

Este ejercicio permitirá a Junior Pantoja, el sanserení de este vacilón lexical, y sus cofrades la indagación más allá de lo obvio que puede hallarse en los nombres de las canciones. Por ejemplo, en algunos discos figuran palabras que, aunque se acentúan no se tildan adecuadamente, quizá porque en Nueva York los encargados de esa labor hablaban más inglés que español y no advirtieron la escritura correcta de expresiones como hace furo (furó), la cual aparece de esa manera en el disco, y debió tildarse en la letra o, y como ese muchos ejemplos.     

En una próxima edición se puede considerar separar las categorías gastronomía y fauna ante la enorme cantidad de vocablos trabajados de la culinaria, y metáforas para aludir al reino animal. De hecho, la obra puede incluir más categorías en su malla de clasificación: onomatopeyas, jitánjaforas. y términos o expresiones específicas del argot de los músicos.  

SsM tiene también como causa con esta obra apoyar el semillero de niños melómanos, sin duda una apuesta social loable que vale la pena apoyar. 

Referencias

Giro, R. (1995). Panorama de la música popular cubana. Editorial Letras Cubanas.  

Marimon Y. y Rodríguez, U. (2015). ¡Mambo qué rico e’e’e’! Editorial Matanzas.     

CARLOS A. HERNANDEZ